jueves, 24 de abril de 2008

Tyson Kant.

Una de la mañana, tengo examen de filosofía dentro de trece horas. Me dispongo a calzarme los guantes de boxeo para tener un enfrentamiento con Kant. Ese señor tan preciso y minucioso, con el que regulaban la hora en el reloj los de su pueblo ateniéndose a cuando pasaba a comprar el pan, que es capaz de hacerte unas llaves mortales con las que te deja eliminado de la competición en un santiamén.

A los tres asaltos, Kant empieza a hacer juego sucio. Y te ataca con su llave del “noúmeno”. Que no es una bacteria o un hongo como puede parecer. Si no un concepto filosófico. Lo de inventar términos es algo muy del gusto de los filósofos.

En fin, aguanto como puedo el cuarto asalto y me dispongo a consultar con mi profesora, a modo de apuntes redactados, la mejor manera de salvar este obstáculo. Esto es lo que encuentro:

“Y aquí es donde nuestro autor introduce la noción de noúmeno, que él entiende tanto en sentido positivo como negativo. En general, no podemos conocer las cosas como noúmenos, es decir, con la noción de noúmenos; de aquí que Kant señale los límites de la validez objetiva del conocimiento: el concepto de noúmeno hace ver que el conocimiento no puede extenderse a todo lo que el entendimiento piensa”

Y ya esta.

Se suceden varios minutos, unos quince mas o menos, donde yo permanezco con cara de tonto. No se si me explico bien. Me refiero a que pongo una expresión bastante parecida a la que pone el abuson gordo y estupido cuando no consigue pillar el comentario sarcástico e ingenioso del protagonista americano. O Algo así.

Después de ese tiempo, y ante las risas imperiosas de Kant, decido buscar otra persona que me solucione el marrón. Como todos los miembros de mi generación saben, la respuesta sólo puede estar en Internet. Lo busco por la R.A.E y la página arroja el siguiente resultado:

“Aquello que es objeto del conocimiento racional puro”

¿Sólo era eso? ¿Así de fácil?

Muchas gracias sistema, por criar a unos profesores amargados que se esfuercen para explicar de la forma más enrevesada posible para poder vengarse de los alumnos, esos seres puro incordio que estarían mejor en sus casas, que no hacen mas que hablar y hablar sin prestarles atención. Y encima luego están los aplicados, que sugieren que des la clase de forma coherente (¡y no aburrida!), cuando ya deberían saber que tú estas demasiado ocupado odiando a los alumnos incompetentes como para hacerles caso. Que todavía si les hablas te salen con eso de que quieren aprender, no memorizar… ¡insolencia jamás vista!.

Apartir de esto intente remontar la pelea. Pero los consejos de la profesora, odiados apuntes, me distraen con palabras como “suprasensible” “connatural” “pormenorizado” “Concatenación” y hacen que no pueda esquivar ninguno de los ganchos mortales de Kant.

Al final me alcanza en el hígado y caigo K.O. Será mejor que me vaya a la cama. Mañana será otro día.

1 comentario:

  1. Cuanto daño ha hecho la Ley organica de enseñanza...xd

    Tambien queria decir que eres un farsante rufian!! Haces publicidad engañosa de tu blog, el lunes pasado no escribiste maldito y quien sabe si lo haras mañana; te estare vigilando... ¬¬

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"La sorpresa es un factor importante en los regalos."