domingo, 28 de septiembre de 2008

Es importante ser pedante.

Ahora mismo, junto a mí debería de haber, y no hay porque se ha perdido, un folio con una serie de palabras sacadas de la última novela que leí (tautología, disyuntiva, rapsodia…) La mayoría de dichas palabras me sonaban bastante y todas ellas eran fácilmente comprensibles por su contexto. No obstante las fui escribiendo de forma metódica mientras leía para después averiguar el significado exacto de cada una de ellas (si si, bla bla, es pedante) Igual que me esfuerzo, sin esforzarme ya realmente, en leer cada vez mas el periódico o intento cuidar mi ortografía (y mejorarla) al escribir por el msn. Considero importante cuidar la lengua materna. Dicho afán viene, sobre todo, por la influencia de casi mi amiga mas antigua que a mi edad ya anda escribiendo novelas, acto que es como poco destacable.

Y lo curioso es que, ni ella ni yo, hemos acabado en filología hispánica. Objetivo que estuve apunto de emprender por dicha influencia pero que se truncó al descubrir que algunos aspectos teóricos de la lengua (sintaxis y morfología sobre todo) junto a mi poca capacidad para aprender idiomas, harían que hasta el bachiller previo se me hiciese excesivamente pesado. Al final me di cuenta que mi verdadera vocación era bien distinta y que, mas bien, concebía al lenguaje no como un fin, si no como un medio.

Un medio con un peso en la sociedad que considero insuficiente. Pues mientras que todo el mundo; pero oye, todo el mundo: hasta el panadero de tu pueblo ese que no ha salido de Albacete en su vida, te anima para aprender otro idioma ¡ojo! que no digo que eso no es importante (más bien básico con la sociedad que nos espera) nuestro idioma general queda delegado a un segundo puesto.

Me da un poco de lastima que ya no se valore como se merece su estudio y dominio. Echo en falta esa devoción por la palabra bien escrita y por el uso correcto de cada uno de los vocablos. Me entristece darme cuenta de que una mayoría de estudiantes de periodismo no leen el periódico todos los días. Y ya es que me repatea un cojón como se desdeña a las personas que estudian filología por considerar ese conocimiento inútil o no rentable (pararos a pensar en el concepto de conocimiento no rentable)

A escribir se aprende escribiendo y a leer se aprende leyendo. Es mas fácil de lo que se piensa adquirir vocabulario y la ortografía se mejora casi por arte de magia cuando se le pone un mínimo empeño. Quizás me este volviendo pretencioso, porque no puedo evitar deciros que un buen propósito este año para todos sería el de escribir, leer y comprender un poco mas que el anterior. A Buenas horas mangas verdes Boeder, que os vengo ahora con propósitos de año nuevo.

Y no me voy sin mencionar a todos esos amigos que aguantaron todos mis vulgarismos (cobrándose el derecho a recordarlos y reírse) y, por los cuales, hablo, escribo y comprendo como lo hago ahora. Sin ellos seguramente este blog no hubiese sido lo que es. Gracias majosalaos.

lunes, 22 de septiembre de 2008

La universidad.

Acompañado del sonido del abrir de carteras, del tímido rasgueo del bolígrafo o del pedante iniciar de un post, la universidad abre sus puertas para los novatos. ¡Y que novatos! Después de una oprimente E.S.O y de un vacuo bachiller, la universidad se presenta incluso en su primer día como algo completamente nuevo: ya sea por la nueva forma de las aulas (imitando al diseño griego de los teatros) el carácter amigable de los compañeros (quien no vaya a la universidad pensando en hacer amigos es un bicho raro) o por una relación entre los alumnos y el profesor completamente adulta; La universidad se muestra como un estilo nuevo de estudiar y de relacionarse. Un estilo que supondrá claras mejoras y claras dificultades, de las que surgirán probablemente una riada de suspensos antes de la necesaria adaptación (la ostia en el escalón señores, la ostia en el escalón)

Todo estudiante se tendrá que acostumbrar a un modo de estudiar distinto. Partiendo de la base de que su antigua forma de aprender nacía de un concepto jodidamente erróneo (frase/guiño personal a Liber) muchos de ellos tendrán que acostumbrarse a marchas forzadas a un estilo donde se les exigirá todo y nada a la vez. Se acabaron las miradas de reproche o las llamadas a los padres por faltar a una asignatura. Ahora el profesor solo esta para enseñar y evaluar. Somos dueños de nuestros actos. Responsabilidad de doble filo: pues de esos actos también vendrán unas consecuencias que tendremos que afrontar solos. El alumno recogerá lo que siembre, y únicamente lo que siembre. Lo que seguramente acarreara más suspensos de los deseados por una cantina y unas amistades en demasía atrayentes.

Pero nada de lo anterior será un obstáculo para vivir unas experiencias muy, pero que muy, satisfactorias. Se promete una vida llena de cafés y charlas, nuevas amistades, amores y desamores, fiestas que jamás tienen fin y la posibilidad de emprender las primeras grandes aventuras de la vida. Además, sea la carrera que sea, el alumno ganará dos bienes únicos: cultura popular y sentido común. Se empieza una etapa donde ya no se pide pensar, se exige pensar. No aprovechar toda esa coyuntura de charlas, exposiciones, debates, etc... Es casi todo un delito sobre nuestra experiencia vital.

Resumiendo, la universidad es una joya que no hay que perderse en la vida. Desearme suerte.

lunes, 15 de septiembre de 2008

La importancia de lo relativo

Hace varios días la maquina de Dios, titulo nada pretencioso, hacía temblar al mundo en su baile de átomos. ¿A todo el mundo? Mientras que en un extremo de la tierra una vida joven no aguantaba la tensión y se suicidaba; al otro lado, en España, centenas de estudiantes intentaban superar el escollo de la selectividad, ultima oportunidad para empezar con sus carreras sin tener que soportar un año de tediosa improductividad.

Dichos estudiantes, llenos de cafeína, con los nervios a flor de piel e intentando memorizar los últimos puntos básicos de la teoría de ese autor de nombre impronunciable, por el cual no procesaban ningún amor ni interés, pero que tenían estudiar por que caía si o si, poco sabían del peligroso agujero negro que podía consumir sus vidas en un fugaz instante. Esos días se centraban en los exámenes, y sólo en los exámenes. Y si alguno de vosotros hubiese sacado el tema, ante alguien que seguramente no había dormido en gran parte de la noche, seguramente obtendría algo parecido a “pues así nos lleve a todos y a esta selectividad de mierda” Resumiendo: preocupación cero.

Prueba sustanciosa de que, como muchas otras cosas, la importancia es tremendamente relativa. De que los objetos no tienen ninguna cualidad intrínseca, si no que se nutren de la que les da el ser humano que los observa. ¿Era el experimento peligroso? Para unas personas si y para otras no. ¿Es una mujer guapa? ¿Alguien malvado? ¿Ese cuadro es arte?

Esto me recuerda a la historia de aquel comerciante avaro que guardaba todas sus riquezas en una cueva a la que acudía todas las noches. Un día unos ladrones le despojaron de toda su fortuna, pero, esa misma mañana murió de un ataque al corazón con el espíritu calmado y completamente feliz por tener su fortuna guardada. Otra versión de la misma historia, cuenta como su hijo, frustrado por la actitud de su avaricioso padre, le mentía asegurándole que le habían sustraído las riquezas que realmente seguía teniendo. Antes del inevitable ataque, el hombre vivía su último día amargado y profundamente infeliz.

La fortuna no fue lo realmente importante, ni su disponibilidad real. Ese hombre murió feliz o desdichado sólo por las ideas que tenía en la cabeza. La moraleja esta bien clara. No importa lo que te pase en la vida. Si no la importancia que tú le des a ese suceso.

Por lo tanto, dale toda la importancia posible a lo que te haga feliz y procura no darle nada a lo que te hace desgraciado. No te dejes influir por el valor que le da otra persona a algo, fíjate sólo en el que tú le das. E intenta no amargarte en los problemas, pues solo son problemas cuando la falta de solución hace que te tengas que olvidar de ellos.

La moraleja esta bien clara: la importancia es relativa.

sábado, 6 de septiembre de 2008

De ladrillos.

La crisis se nota y supongo que se notara todavía más en el futuro. La caída de la economía del ladrillo ha afectado y convulsionado a toda la sociedad. Y aunque saldría un buen texto de analizar las consecuencias económicas, ya lo hacen demasiadas personas (además, mucho mas preparadas) Así que me quiero parar en las secuelas sociales que ha tenido sobre todos nosotros. Especialmente en los jóvenes, que al menos yo, no sabemos ponernos en otra situación que no es la que vivimos actualmente, y que ademas, muy difícilmente asimilamos que dichas situaciones pueden cambiar.

Hasta hace bien poco todos teníamos en la cabeza que las obras eran la solución, si no ideal, adecuada para los jóvenes que no querían estudiar. La construcción de edificios daba trabajo a una gama gigantesca de profesiones las cuales no necesitaban una excesiva instrucción; mas bien una practica continua y tenaz. Y si es verdad que no eran especialmente suaves, al menos servían para sacar su buen dinero, y cuidado, que mas de uno gano mas fortuna y obtuvo casas mas grandes que las que muchos universitarios de master y etc.

¿Pero ahora qué? ¿Dónde metemos a todas esas personas, muchas de las cuales no tienen ni siquiera el titulo acreditativo de su profesión? Se acaba el chollo.

Y yo me temo que la destrucción de empleos y el paro se van a equiparar fácilmente a cuando sucedió la crisis del campo. Quizás ahora muchísimo peor, pues aparte de los jóvenes, ligeramente inconcientes hay que decir, tenemos que añadir la verdadera avalancha de inmigrantes que se cobijaron en esos puestos de trabajo para hacerse un hueco en la sociedad.

Y, fuera de las consecuencias, esto no deja de ser un aviso mas de que la sociedad europea tiene que cambiar, que tiene que volverse mucho mas preparada y tecnificada. El sector servicios, la investigación y la gestión empresarial van a ser los pilares en los que tendremos que apoyarnos para no perder el dominio económico mundial. Pues esta claro que las industrias y los alimentos en poco tiempo se volverán mucho, pero mucho, mas baratos de generar en los países en vías de desarrollo.

¿Qué nos queda a los jóvenes? Pues la cultura del estudio sacrificado. Estudiar, estudiar y estudiar. Y entre medias, indispensable, aprender otro idioma de al menos de forma básica. Se necesita una reforma educacional titánica, y jóvenes que como mínimo, terminen con la enseñanza obligatoria (¡que por cierto! Es obligatoria) y un ciclo de nivel medio.

Ya no queda espacio para esa juventud dispuesta a empezar a trabajar a los catorce años, aunque solo sea porque, desde hace ya años, ya vienen personas de fuera dispuestos a trabajar mas y mejor en esas condiciones.

Y para la próxima semana, en el apartado de deseos y medidas que no se van a realizar pero ni de coña. Energías renovables, la única manera de preveer un futuro yugo de los países productores.