martes, 23 de febrero de 2010

23 de Febrero.

Tras el conflicto con la URSS, se cumplen 9 años de la guerra que mantiene Afganistán contra primero EE.UU, luego la OTAN, y ya contra el mundo occidental en general, amparándose en el comercio de opio y una población históricamente difícil de domar. Y al parecer occidente se juega la vida en el conflicto, por que Afganistán parece renegar de sus reglas sociales (esas que tanto gusta de imponer) y según nos cuentan a poco que la presión internacional salga escaldada del país, el radicalismo y los terroristas volverán a imponerse, no solo con miras internas, sino sobretodo dirigiéndose hacia el exterior. Y eso parece calibrarse como de mucha gravedad.

Y claro, yo que soy occidental y veo que ciertas partes de la sharia no me convencen (¿qué el sexo es un qué...?) me siento interesado porque algo así no pase. Por lo que, junto a la mayoría de los Estados Europeos, me inclino hacia la opinión por la cual se debería derrocar al régimen islamista radical sustituyendo por uno de corte moderado, demostrado a su población que se puede vivir con más libertad y con menos restricciones sin que la humanidad degenere hacia el mono. Y eso se consigue básicamente conquistando territorios para dar gobierno a las personas, junto a escuelas, hospitales y tranquilidad social (mostrando como se quiere, que son los radicales los que van volando autobuses con niños)

Pero claro, luego uno abre el periódico y ve que la OTAN a matado a 27 civiles por error en un bombardero al confundirlos con terroristas y se explica cosas. Que luego nos extrañamos que la gente bombardeada por los ideales de la libertad no comulguen con ellos. Oh, malditos fanáticos.

lunes, 22 de febrero de 2010

22 de Febrero.

Una de los clásicos motivos para no embarcarse en un proyecto es calcular que antes de llegar a los resultados queridos ya habremos perdido la motivación, o que una vez aparcado, los conocimientos obtenidos se evaporaran. No parece tener mucho sentido aprender a tocar la guitarra si las canciones preferidas no estarán al alcance, o estudiarse el temario de Constitucional III si a las dos semanas va a marcharse sin dar portazo siquiera

Este planteamiento, no obstante, es bastante erróneo, como demuestra la base de la educación donde en cada curso te obligan a aprender temas y más temas sabiendo que luego que se olvidarán. Pues lo fundamental no es aprender algo, sino aprender a aprender (servida queda la redundancia), obteniendo el valor más importante: la flexibilidad acompañada de la voluntad para servirse de ella.

Así, lo importante es que después de años de estudio seas capaz de memorizar y sintetizar información sin ningún problema, para luego aplicarla en el momento justo. O tras años y años de vagar por los deportes tengas el espíritu para enfrentarte a uno nuevo con la tenacidad suficiente. Que no es lo mismo quien empieza esgrima sin haber tocado nunca nada parecido, o un servidor, que está ligeramente acostumbrado a eso de los deportes, con la consiguiente ventaja de 7-1 en el primer enfrentamiento.

¿No se nota que quiero pavonearme del resultado de mi primera clase de esgrima?

jueves, 18 de febrero de 2010

18 de Febrero.

Un cualidad estándar de nuestra casta política, esos señores con muchas carreras, muchos idiomas o mucha falta de escrúpulos, es la capacidad para embrollar cualquier debate que pueda resultar de interés para la nación. Como si tuvieran una especie de pacto secreto entre ellos. Da igual cual sea el tema que traten, que siempre se conformarán como si se encontraran en el Zoco, ejerciendo el papel de traficantes de ideas mientras enarbolan sus cimitarras y gritan de forma estridente, manteniendo por todos los medios posibles (conferencias, radio, prensa, televisión, cajas de cereales...) una idea inamovible y radicalmente, pues radical es la palabra que los define, contraria a la de sus enemigos.

Así que uno terminará hundiéndose en discusiones sobren si Garzón es un buen juez o no, sobre si en Valencia hay corrupción o no, o si la política de energías renovables es conveniente o inconveniente. Y de las cuales si no lleva cuidado terminará terriblemente confuso y trágicamente desencantado, porque al final solo se distingue entre argumentos sectoriales de un lado y argumentos sectoriales de otros. Y desgracia para los buenos argumentos que terminan inevitablemente encasillados con los demás. Pues, ¿Como distinguir el argumento jurídico que condena a Garzón, del ideológico?

Y por ello me encuentro muchas veces sin temas de los que poder hablar, pues la información que tengo de ellos no me parece ni buena ni mala, sino de derechas y de izquierdas. Y que no me posiciono, cojones.

miércoles, 17 de febrero de 2010

17 de Febrero 2010.

Uno no pasa por tantas artes marciales durante más de un par de años sin que se le quiten algunos tópicos. He conocido tres profesores de deportes de contacto, full contac, kick boxing, artes marciales mixtas, y ninguno de ellos no solo no era alto, si no que más bien se podía clasificar de bajito. Cosa que tenía su gracia durante más o menos la primera media hora de clase; ya después estabas demasiado ocupado dando gracias a la Virgen de los Milagros Fortuitos porque sus piernas no fuesen más largas, que ya hacían lo suyo con esa estatura.

No obstante, la palma se la ha llevado esta tarde mi profesor de esgrima: un cubano enorme como el solo, de esos que te dan que pensar que no vas a tener suficiente cara para tanto puño. Equilibrando de golpe la media de altitud de mis profesores marciales a lo largo de la historia y estableciendo una vez más aquello de que el tamaño no importa, que lo vale es como te muevas.

Y hablando de tamaños, no se yo que me hace pensar que un tío tan grande ande experto en espadas tan largas. Pero con lo grande que es yo mejor no se lo comento. ¿Qué no decía que el tamaño no era lo importante? ¿Estás loco? ¿No te das cuenta que no tengo cara para tanto puño?