sábado, 28 de febrero de 2009

Cambios

Esta claro que como personas estamos subscritos a nuestra generación. Podemos apreciar elementos del pasado y adaptarnos a los futuros, pero sólo aquellos que han ido de nuestra mano se nos hacen verdaderamente normales. Y es que estamos por naturaleza predispuestos a aceptar como normal lo que hemos vivido y a denigrar, aunque sea ligeramente, lo que viene. Ya saben “cualquier tiempo pasado fue mejor”.

Como uno de los puntos destacables de mi generación podría subrayar el nacimiento de las redes sociales a través de Internet. Mis dedos teclean con rapidez (y con bastante rapidez) gracias a las horas y horas de Messenger que he pasado desde los catorce años. Instrumento que me ha permitido miles de charlas con amistades, conservar perfectamente otras, hacer nuevas y hasta solucionar más de un conflicto que en persona hubiese sido mucho más desagradable (todo adolescente sabrá apreciar el regalo que es poder tontear con una persona por la red) Todo eso sin tener que preocuparse por el problema de la distancia. A este invento se le debe añadir el descubrimiento del blog, que me ha acompañado desde que empecé a escribir como soporte para mis escritos; creo que eso se hace un poco más evidente aquí ¿no?.

Pero Internet cambia rápidamente. Y aunque para mí el Messenger y el Blog son unas magníficas herramientas para la socialización (como antes para otros era el bar) y con ellas me basto, la sociedad ya ha encontrado unos competidores y futuros vencedores con los que comunicarse en la red. Tuenti, Badoo, Facebook son las nuevas realidades de nuestros hermanos pequeños y a los que nos toca adaptarnos (por supuesto, manteniendo que lo anterior era mejor). Antes todo el mundo tenía Msn, ahora todo el mundo tiene Tuenti.

Pero igual de estupido es unirte a algo porque todo el mundo lo hace, como no hacerlo porque lo hace todo el mundo. Y a mi edad todavía no puedo permitirme ser un sociopata atrapado en el pasado, esperemos a eso al menos diez años más. Así que me he hecho un Tuenti y aunque por lo pronto me parece de lo más aburrido (una copia perfeccionada del fotolog) no descartó que al final le encuentre utilidad. Al menos me han llegado rumores de que hay charlas filosóficas y la posibilidad de conocer a gente interesante.

Y aunque este artículo se pudiera resumir en le hecho de que hay que adaptarse a las nuevas corrientes aunque nos parezcan tontas. No quiero despedirme sin hacer un poco de crítica a estos nuevos instrumentos de relación social. Y es que aunque me sorprende que una mecánica tan vacía haya podido atraer a personas con la adolescencia ya pasada (¿hacerse miles de fotos para colgarlas y cosechar comentarios?) lo que de verdad me causa cierto estupor es la facilidad con la que todo el mundo ha abandonado su derecho a la privacidad para adaptarse a la nueva moda de las relaciones sociales.

Se da todo tipo de información privada a la red, desde lo más básico como nuestro cuerpo y nuestro verdadero nombre, hasta elementos más complejos de nuestra vida como que es lo que hemos hecho este fin de semana y con quien. Y podría escribir otro artículo argumentando porque no se debería hacerlo, pero es la lógica de no hacerlo es tan aplastante que no hace ni falta. Así que prefiero irme hasta el mes que viene.

Buen fin de semana a todos. Y por dios, dejar de dejarme ciego con la camarita de los cojones en los bares de toda la ciudad. Gracias.

sábado, 21 de febrero de 2009

Necrofília mediática.

En el año 2007 se constituyeron 367 delitos de homicidio con sus variantes, que seguro que podremos extrapolar a nuestro año debido a nuestro gran sistema penal. Eso quiere decir que lo más seguro es que este año mueran 367 personas a manos de otra: una persona tomará una copa de más y envestirá a una moto, otro morirá en una pelea en un bar (embravecido por el alcohol y alcanzado por un arma blanca) asistiremos a más de un ajuste de cuentas entre bandas y mafias y lo más seguro es que alguien decida que otro alguien es menos que él y le reviente la cabeza con un martillo pilón. Sin olvidar los múltiples delitos de violencia de genero; que a la sociedad nos suelen doler más.

Y de todos esos delitos que han ocurrido, todos los que van a ocurrir y los que previsiblemente ocurrirán, los medios de comunicación han seleccionado uno para prostituirlo ante una España hambrienta de morbo: el asesinato de Marta a manos de su presunto (y algo más que presunto...) asesino.

La única diferencia real entre su muerte y la de los demás es que su historia empezó como una desaparición y la televisión quiso hacer lo que hace con todas las desapariciones recientemente: explotarla. Así que se nos metió un poco de miedo con la posibilidad de que un día nuestros hijos desaparezcan por mano y causa de mafias, pederastas y hasta sectas satánicas si hace falta.

La historia enlazó cuando se descubrió que una persona podía haberla matado (si si, se que es casi seguro que ha sido él. Pero hasta que no se pruebe en un juicio hay que poner palabras como “presunto” y “podía” constantemente) El chico confesó que la golpeó con un cenicero, la mató y la arrojó, acojonadísimo vivo, con unos amigos al río. Desde su confesión los medios no han parado con la noticia: llevándose hasta denuncias del protector del menor y mi profundo asco por cada foto denigrante (tanto de asesinada como asesino) que han sacado.

Y mirad: no me da pena Marta. No me da pena Marta porque no la conocí; si lo hubiese hecho estaría muerto de rabia y frustración, agradeciendo toda la presión mediática y pregonando una venganza mucho mayor a la establecida en el Código Penal. Pero como estoy fuera, todavía puedo apreciar que este caso solo es un caso más, que no tiene nada de especial y que no beneficia para nada a nuestras estructuras sociales. Esto es el morbo por el morbo, odiar por odiar.

Y bien deberíamos recordar que la sociedad iría muchísimo mejor si los políticos saliesen en televisión para explicar los 367 delitos de homicidio y variantes realizados el pasado año y porque no bajan, en vez de dedicarse a prometer castigo contra un caso concreto porque alguien ha decidido que esta semana toca odiar (¡y ganar mucho dinero con ello!) al asesino de Marta.

martes, 10 de febrero de 2009

El Emperador de Estados Unidos.

Tengo una historia. Empieza en Septiembre de 1859; va sobre Joshua Norton, Norton I, primer y último emperador de Estados Unidos. Un hombre que se proclamó a si mismo en Estados Unidos, la tierra de las oportunidades, de caos y confusión, monarca. Pues vio la necesidad de serlo y la necesidad de los demás de que lo fuera. Joshua era un loco, un empresario que la vida había arruinado. Pero con su locura cumplió un sueño, por el cual la humanidad ha muerto y asesinado por miles, quiso ser emperador y lo fue.

No se deshizo en los delirios de los vagabundos (oprimidos por la pobreza, el hambre y el desprecio de la masa) porque como Emperador tenía el deber de satisfacer a sus súbditos, aunque solo fuese provocando sus risas. También esquivó las garras de la insatisfacción, provocadas por el deseo consumista que ya se extendía como un virus por toda la población, pues el era Norton I, monarca de Estados Unidos; y esto le bastaba. Y evito la tristeza, pues aunque realmente sólo era un vagabundo más, abandonado en las lluviosas calles de San Francisco, nunca desespero ¿Por qué iba a desesperar? El quería ser Rey, y lo fue.

Su historia termina en Enero de 1880, cuando su corazón le falló y 10.000 personas desfilaron ante su capilla honrando al primer y último emperador de su tierra. Reclamo turístico de la ciudad.

También tengo una idea. Va sobre las personas y sus sueños. Y como estos son capaces de hacerlos felices sin que les importe como se desarrolla el mundo a su alrededor. Pues si algo hace humanas a las personas es su facultad para soñar y luchar por cumplir esos sueños.

A veces pienso que el camino de los sueños es el único que merece seguir. Pues nunca se termina; se queda ahí, contigo, haciéndote feliz hasta el fin de tus días. Y que es mejor que los sueños no se cumplan del todo, que se acerquen a ti, hasta casi rozarte, pero que no terminen de cumplirse. Ser felices con ellos como es feliz el amante que espera el beso a un milímetro de los labios de quien desea.

Estoy seguro que nuestro señor Norton I no hubiese sido más feliz si el mundo hubiese satisfacido completamente su demanda, sentado en el balcón de palacio saludando a las masas enfurecidas. Creo que le bastaba con soñar lo que quería ser. Que le bastaba con vivir ese sueño sin llegar al alcanzarlo del todo.

jueves, 5 de febrero de 2009

Discográficas a la deriva.

Después de buscar un soporte para comprar música por la red, y tener que bajarme el Ares para bajármela gratis porque es imposible de encontrar, me apetece hablar del panorama musical.

Empecemos con un concepto clave; a las discográficas les queda el canto de un duro para entrar en un descenso imparable hacia su destrucción, y es posible que el futuro de la música (que para ellas no va a ver rescate) se vaya con ellas. Sus márgenes de beneficios se están reduciendo año tras años y su popularidad no sigue un camino distinto. Aunque el verdadero problema es el previsible ostión que se meterán cuando la generación P2P tome el control, con la creación de programas para la fácil descarga de música de calidad gratuita (un Spotify de descargas). Futuro próximo amigos.

Y aunque la música es algo que nos beneficia a todos, esta vez no nos pueden echar la culpa (por mucho que lo intenten esos señores del puro) a nosotros, los consumidores, por la caída del mercado. Más bien tendremos que darle las gracias a ese genial concepto de capitalismo feroz, donde los grandes de las discográficas han preferido forrarse en su tiempo antes de evolucionar, con coste para sus bolsillos, para adaptarse al mercado. Pan para hoy y hambre para mañana, que ya será presidente otro.

Y es que las discográficas vivieron su época de oro con los cds. Cuando convencieron a la masa de que eran mejores que los vinilos (seguramente cierto) y que eran muchísimo más caros de hacer (ni del palo…) Ganando millones y millones con grupos absurdos y miles de canciones de paja en un formato jodidamente caro; amigos, los consumidores no tenían otra que comprar o comprar.

La cosa se torció con la llegada del mp3, Internet, y las redes de intercambio libre (¡completamente legales! Por mucho que dijeran lo contrario). El cd se mostró arcaico y los precios aparecieron excesivos, pues ahora se podía tener gratis y el respeto a las discográficas no estaba muy extendido que digamos; no es que se lo merecieran mucho.

¿Intentaron adaptarse? ¿Ofrecieron contenidos baratos, en formato mp3 y por Internet? Definitivamente no. Prefirieron agotarse en pleitos absurdos intentando cerrar temporalmente los sitios de descarga y presionar para implantar cánones que no iban a sacarlos de la ruina. El resultado ha sido la creación de una magnifica excusa para descargar sin ningún tipo de recargo moral. Se extendió la cultura de la descarga libre, cultura que como sigan así no podrá pararse aunque se empiece a ofrecer la música a su verdadero precio, pues se está perdiendo el respeto y la valoración al artista.

Y de esto: o surge un nuevo concepto de música en los escenarios, con formatos en la red descargables a precios módicos (que descargue quien valore al artista) representado ya por empresas como Itune de Apple. O la industria se va a la mierda, dejamos de pensar en nuevas promesas y nos lanzamos a los clásicos de los ochenta para abajo.


Epic Fail:

O comerse un post en sencillos y amenos pasos.

Resulta que el Spotify ha sido lanzado por las propias discográficas. Con el lema "escucha pero no descarga" han creado un programa gratuito, sencillo, que te permite acceder con buena calidad a todas las discografías de todos los grupos conocidos y por conocer; y a su vez proporcionar un "Zas en toda la boca" a bloggeros listillos como yo.

No obstante, las limitaciones que están empezando a poner en su uso las discográficas nacionales y que no se pueda pagar por descargarte música hacen que este post tenga todavía un poco de sentido.

Pero el Zas en toda la boca no me lo quita nadie.

martes, 3 de febrero de 2009

Divagaciones sobre la ciencia.

Nym es una gran chica que, después de discutir con un amigo, se acordó de este blog y de lo que aquí se cuenta; o como se cuenta. Con un discurso más apasionado e introvertido, y una total despreocupación por el número de palabras que utiliza, aporta un soplo nuevo. Agradecerlo.




¿Para qué?

Cada día descubren otra estrella
Con dos o tres planetas obligados
Y discuten si hay agua ¿para qué?

Aquí tenemos buenas almas fénix
Almas resecas y mojadas/cuerpos
Que enflaquecen de pasmo o de cordura
Niños que nacen cada vez más diáfanos
O más oscuro y chupados/madres
Dispuestas a parir misericordia
Y sobre todo místicos del oro
Especialistas en su numismática
De raquitismo y de pobreza ajena

¿para qué desvirgar el universo
si el pedacito que nos ha tocado
es más injusto que morir de hambre?

Pongamos que allá hay agua/ ni siquiera
Tendrán los pescaditos de mi río

[Mario Benedetti; Insomnios y duermevelas]

Buscaba guerra y la encontré, le di a leer ese poema.
Yo, defensora de utopías, respaldaba los valores humanos y la moral, negando por completo que lanzar una nave al espacio para descubrir si en Marte hay agua teniendo aquí gente que se muere de sed, fuera productivo. Él, por el contrario, afirmaba que los recursos de la tierra son insuficientes para abastecer a toda la población por mucho mas tiempo, incluso suponiendo que los países pobres siguieran siéndolo. Mientras ahora muere de hambre (hablando hipotéticamente) un 20%, si no descubrimos un lugar de donde abastecernos, en un tiempo morirá un 40% y la cifra seguirá aumentando (hipotéticamente, claro) Y ¿qué es preferible, que muera un 20% ahora y más tarde salvemos más vidas? Pues en la práctica sí, pero ¿moralmente? ¿No tienen esas personas derecho a vivir y alimentarse?
Entonces yo utilicé la palabra “administración”, pero claro, para administrar una población que aumenta exponencialmente frente a la materia del universo, haría falta un control de la natalidad, y vuelta la burra al trigo. ¿Tenemos derecho a decidir quién nace y quién no? Mal asunto, mal asunto.

Más tarde recaímos en el tema de la tecnología y el avance desenfrenado de esta; de como el ser humano poco a poco se estaba transformando en Dios, cómo a partir de cosas que la naturaleza nos ha dado estamos intentando replicarla, copiarla, imitarla. A día de hoy existe la nanotecnología, robots microscópicos que cada vez se asemejan más al funcionamiento de una neurona, transmitiendo información y calcando las bases del funcionamiento de estas ¿No da miedo? ¿Qué ocurriría si fuéramos capaces de crear una máquina capaz de recoger todas las sensaciones que capta el ser humano, percibirlas, memorizarlas, interpretarlas y aprender de ellas? Por que, amigos ¡vamos por ese camino! Estamos jugando a ser Dios y estamos obviando el hecho de que venimos de la naturaleza. Yo no creo que una máquina pueda interpretar los sentimientos. Bueno, quizás si pueda interpretarlos de alguna manera, pero ¿y sentirlos? ¿Qué es una sonrisa? ¿Una expresión del estado de ánimo… o es algo más?

Y ahora, pongamos la cosa más interesante:
Clonación. Si, si; clonación. No hace ni dos horas que he leído un artículo sobre como habían conseguido clonar a una especie extinguida hace años (Jurassic Parck returns!) Esperemos que no por que, si la naturaleza quitó a esa especie de la faz de la tierra ¿tenemos derecho a devolverla a la vida? ¿Volvemos a jugar a ser Dios? ¿Podemos hacerlo? ¿Debemos hacerlo?
Y si hicieran una clonación de alguien ¿podría ser una clonación perfecta? Hace años escuché la teoría de crear clones para, por si pierdes un brazo, tener otro de repuesto. (WTF? ¿Y la moral? ¿Y la ética? ¿Y, y, y…?) Pero, fuera a parte de todas esas cosas, aunque hubiera alguien exactamente igual que tu, con tu misma carga genética, sería imposible que fuera tu réplica por el sencillo hecho del ambiente. Si, el ambiente, incluyendo en este las experiencias, los recuerdos, el entorno y la socialización. Ya no sería una persona igual que tu, sería una persona diferente. Y en ese caso ¿no sería como quitarle un brazo a la primera persona que te cruzar por la calle? Solo que en vez de ser incompatible, lo es.

¿En dónde nos estamos metiendo, señores? Yo espero no vivir para verlo, gracias.
Aunque, tal cual vamos, seguro que descubren cómo sacar nuestra psique (o alma, como queráis llamarlo), guardarla en un tarro e introducirla dentro de algún tipo de máquina dentro de 100 años y devolvernos a la vida. A fin de cuentas, según la ciencia, la psique es solo nuestros recuerdos, vivencias y el funcionamiento específico de nuestro cuerpo que nos hace actuar de determinada manera. Solo hay que descubrir todos esos factores y replicarlos ¿no? ¿Te haría gracia despertarte dentro de 100 años? A mi no.

Pero todo esto no son solo más que las conclusiones a las que llegué después de escuchar. Por que, aunque conozcas todos los ingredientes y la preparación de un pastel de chocolate ¿no te sigue pareciendo riquísimo? (y para los que no les guste el chocolate, tenéis un problema) Por mucho que diga la ciencia el ser humano sigue siendo y será la cosa más fascinante e impredecible que jamás haya llegado a conocer. Y por supuesto, lleno de “magia”

Yo no soy una persona de debates, no se me da bien defender mis pensamientos. Hace poco me han dicho que seguramente sea por que se debaten argumentos, no pensamientos. Yo he pensado “bueno, quizás si. Pero se me da bien prender y escuchar a los demás”. A si que, todo esto son las contestaciones y divagaciones que hice de camino a mi casa después de que me dejara sin argumentos en el debate y comenzara a escuchar.
Lo que viene siendo l’esprit d’escalier ¿Os suena?



Nymphaea Alba.