viernes, 30 de enero de 2009

Experiencia y genes.

Hace unos días tuve una discusión sobre las diferencias entre hombre y mujeres en el marco de su comportamiento, pues para disfrute bisexual, las diferencias físicas están bastante claras. No obstante, como nos metíamos en los terrenos de la psique el asunto se volvió más espinado.

Las posiciones quedaron radicalmente opuestas desde el principio. Ella, defendiendo las obvias diferencias psicobiológicas. Yo, negándoles cualquier utilidad práctica en las relaciones individuales y situándolas como un baremo aceptable estadísticamente, pero nada más. Resumiendo: un claro “si hay diferencias” contra un “no las hay”.

En el fondo, mi negación de las diferencias sexuales, como mi posición en otros muchos temas, viene de la misma fuente: mi completo desprecio (que palabra tan fea) por los factores biológicos en el comportamiento de las personas. Claro, no voy a negar que existan. Pero no puedo evitar no pensar que realmente tengan algún valor decisivo. Y aun así, cuando se demostrase que estamos hechos de un 80% de genes y de un 20% de experiencias, me inclinaría a afirmar que ese 20% podría modificar cualquier aspecto de la persona. Cosa que los genes no.

Estudiante de Derecho y Economía Capitalista (que suena infinitamente mejor que Administración y Dirección de Empresas), interesado por la filosofía, la historia, la teología y la sociología no resulta raro que este incentivado a tomar esa posición. Cada una de esas disciplinas se para en el aspecto de la experiencia y de la relación social, obviando normalmente la genética. Volviendo a resumir: letras puras.

Y es qué ¿Cómo se explica la capacidad completamente aleatoria e impredecible del ser humano? ¿Cómo afirmar al 100%, que un grupo de personas tenga que ser más afín a la preocupación sentimental qué otro grupo, solo por predisposición orgánica? ¿Y si encontramos a alguien que se comporta completamente diferente a como se debería comportar según los varemos biológicos? ¿Qué hacemos con una teoría del 99% ante seres humanos, capaces todos y cada uno de ellos, de mostrar una aleatoriedad infinita?

En mi caso, lo tomo todo como informaciones estadísticamente útiles. Y procuro conocer a las personas sin fijarme en ningún factor biológico, si eso alguno social (y no me gusta hacerlo muchas veces). Conocerlos como quien habré un libro en blanco, desconociendo que encontrara, sin aplicar ningún prejuicio positivo o negativo. Porque se que aunque la biología diga que el 99,99% de los individuos se han de comportar de tal manera, me guardo el beneficio de la duda para ese 0,01%. Porque ya sabéis “vale más un inocente fuera, que mil culpables dentro”.

Y no me voy sin advertir el peligro que supone las líneas de investigación que pretenden modificar la conducta de las personas a través de la modificación de su sistema biológico, obviando su faceta social. ¿Psiquiatras o psicólogos? ¿Castración química o pulseras de seguimiento? ¿Aborto sistemático de personas con Síndrome de Down o políticas de integración social? Pongámonos lógicos y digamos que un poco de los dos, pero inclinándose por el segundo aspecto oyes.

Joróbate Flanders.



Fe en las ratas: Me dicen que el tecnicismo no es experiencia, si no que se dice más bien ambiente. Sea dicho.

1 comentario:

  1. Ojalá llegue el momento en el que no necesitemos nada de eso por que los valores y la moral de los indivíduos sea universal y sean siempre repetados por todos...

    Preciosa utopía.

    Te quiero.

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"La sorpresa es un factor importante en los regalos."