miércoles, 21 de octubre de 2009

Típico post en contra del miedo a la nueva gripe. De esos que casi te lo escriben las fuentes que utilizas.

Antes de nada, para muestra un botón, concretamente de la chaqueta de Migue S. Oliver:

“[...] He aquí la historia del pánico anterior; a ver si seréis lo bastante majaderos para reincidir.

Porque lo curioso de esta historia es que ha tenido un origen casi científico. Hablamos con desdén de las supersticiones antiguas y de los terrores medievales. Hablamos de las conquistas de la ciencia y de cómo van disipando las tinieblas de la barbarie y arrancando cada día un poco el ignorabimus eterno. Más, he aquí, que a juzgar por el espectáculo dado por el mundo en estos últimos meses, se diría que sólo cambia la epidermis de las cosas, pero que la humanidad es substancialmente la misma en todos los tiempos y a través de todos los estados de la cultura. Cuando llega el caso de una alarma, ésta se reproduce como hace tres mil años. Varía únicamente la modalidad, pero el fondo queda inalterado. Unas veces nos alarma lo que ignoramos, lo misterioso; otras veces, como ahora, lo que pretendemos saber, lo científico. Y ¿qué me importa si el error nace del aurúspice, que pretende leer en las entrañas de una víctima sacrificada y en la dirección de la columna de humano de un fuego ritual, o si nace de un doctor moderno, que, armado del espectroscopio,? [...]”

Lo curioso de este texto es que hace referencia a la ola de histeria mundial que sacudió al mundo antes de que el cometa Halley (el primero del que se descubrió órbita, por cierto) pasará por la tierra en 1910, se que ve la gente se acojonó por el supuesto cianuro letal que iban a desprender sus colas. Y en fin, yo espero que este señor si está en el cielo no sea capaz de echarnos un vistazo. Porque si no tiene que tener la cabeza loca de tanto chocarla contra las nubes.

“La historia no se repite, pero a veces tiene rima” Y me es lógico que sea así, aunque me gustaría que el paralelismo entre los siglos no se diera en nuestra costumbre de organizarnos para creer que un hecho al azar de la naturaleza va a ocasionar consecuencias catastróficas para nuestras vidas y que nunca nada volverá a ser igual. ¡Pero eso si! La crisis del ladrillo ni la vimos.

Aunque de todas formas tampoco me importa mucho. Seguro que estas epifanías seculares ayudan a reactivar la economía y a crear lazos de unión y fraternidad. Así que aunque la probabilidad de morir por la gripe sea de un 0,00128% según argentina (dato de www.universodedolor.com. Tampoco es que vaya a perder mucho tiempo buscando referencias) yo les animó a preocuparse.

Eso si, hagan el favor de escribir un libro mientras estén enfermos. Al fin y al cabo, es 450 veces más probable que sea best seller del New York Times. Y si tienen la increíble suerte de sobrevivir ¡sorpresa! Podrán aliviar la pena por la perdida de tanta gente a su alredor con los millones y millones que le lloverán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

"La sorpresa es un factor importante en los regalos."