lunes, 22 de febrero de 2010

22 de Febrero.

Una de los clásicos motivos para no embarcarse en un proyecto es calcular que antes de llegar a los resultados queridos ya habremos perdido la motivación, o que una vez aparcado, los conocimientos obtenidos se evaporaran. No parece tener mucho sentido aprender a tocar la guitarra si las canciones preferidas no estarán al alcance, o estudiarse el temario de Constitucional III si a las dos semanas va a marcharse sin dar portazo siquiera

Este planteamiento, no obstante, es bastante erróneo, como demuestra la base de la educación donde en cada curso te obligan a aprender temas y más temas sabiendo que luego que se olvidarán. Pues lo fundamental no es aprender algo, sino aprender a aprender (servida queda la redundancia), obteniendo el valor más importante: la flexibilidad acompañada de la voluntad para servirse de ella.

Así, lo importante es que después de años de estudio seas capaz de memorizar y sintetizar información sin ningún problema, para luego aplicarla en el momento justo. O tras años y años de vagar por los deportes tengas el espíritu para enfrentarte a uno nuevo con la tenacidad suficiente. Que no es lo mismo quien empieza esgrima sin haber tocado nunca nada parecido, o un servidor, que está ligeramente acostumbrado a eso de los deportes, con la consiguiente ventaja de 7-1 en el primer enfrentamiento.

¿No se nota que quiero pavonearme del resultado de mi primera clase de esgrima?

2 comentarios:

  1. Aunque he de matizar que las agujetas que tengo hoy no me hacen sentirme especialmente viril.

    ¿Alguien tiene una manta y un sofa?

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"La sorpresa es un factor importante en los regalos."