jueves, 20 de noviembre de 2008

No, señora. No soy violento.

A veces te toca con el chico-no-controla. Por H o por B aparece un muchacho (utilizo la mayúscula porque, aunque pese, la presencia femenina es estadísticamente nula) que no sabe o no quiere controlar su fuerza entrenando. Normalmente esa cualidad va acompañada de una respiración de elefante, cual tenista desenfrenado, y una nulidad completa en la técnica, así que no suele pasar nada. Excepto, claro, que es un autentico coñazo aguantarle.

Su presencia no suele pasar desapercibida por el profesor o por algún veterano, que ante su insistencia por demostrar lo bien que podría sacarnos la cabeza se ve obligado a recordarle que un golpe sin fuerza pero dado en el momento adecuado, vale mas. Y que a ninguno nos gustaría terminar K.O en un entrenamiento. Supongo que las ganas de un entrenamiento fuertísimo se nos quitan cuando un golpe suave nos deja sin respirar ¿verdad?

Cuando pasa esto, aparte de la extensión de una sonrisa cómplice entre quien sabe, se gana una reacción del citado muchacho: o se enfada, montándola y tardando tres días en no volver por la clase jamás, o lo comprende y se avergüenza.

En los deportes de contacto no buscamos hacernos daño. Y quien, entrenando, termina por aprender esa máxima, cuando sale al mundo exterior suele ser una persona calmada, fría, que calibra bien y que normalmente no busca problemas.

Pero para determinadas personas eso es una realidad que es mejor no captar, será que no vende. Y últimamente vuelven a relacionar los deportes de contacto con la violencia, diciendo que la profesión de portero de discoteca se nutre de gente violenta y sin escrúpulos: provenientes de mafias, bandas de Europa del Este y luchadores de deportes de contacto. Este agravio se toma ya como algo común.

Y mientras nos difaman entro en mi clase de Jiu Jitsu Brasileño, he llegado tarde, me toca ir uno a uno a todos los compañeros y saludarlos dándoles la mano, no me molesta. Cuando termina la hora, nos volvemos a saludar todos entre todos. Sonrisas y respeto.

Podría ser peor, hace un par de años dijeron que todos en las Artes Marciales Mixtas éramos skinhead.

3 comentarios:

  1. Sonrío recordando cómo me constaste esta anécodta aquella vez que fuimos a ver una exhibición de capoeira en la plaza del árbol gordo. La misma anécdota XD. Lo cierto es que cualquiera que haya tenido contacto contigo es cómplice de esta realidad: nos apartamos ligeramente cuando vemos a ese mastodonte emerger por el horizonte, con su chupa de cuero y su enorme espalda (no ayuda si te cuelga de la solapa el símbolo del Mercedes, pero te quiero igualmente) o si no acuérdate de la vez que, sin concoerte, me tocó sentarme a tu lado en unas conferencias: cresta, chupa, pantalones militares y pulseras de pinchos y pensar "vaya un pintas, ¿no habrá otro sitio?" cuando una servidora tampoco esque haga el tacon punta. Pero lo cierto es que la gente tiene miedo, que si queman a una mendiga en una cajero, que si le rajan la cara a un chiquillo, y desde los skins a los sarperos llegamos a los latin kings y las mafillas del este. Cada uno puede ser tantas cosas, que cada joven entre los catorce y los veintipocos somos una potencial amenaza. "¡Y yo además hago lucha de suelo!" Pues tu por lo pronto pasas la noche en el calabozo XD.
    A ver si me llevas un día y te veo entrenar. Quiero ver enormes y sudorosos hombres perfectamente depilados.
    Un beso*

    ResponderEliminar
  2. No, estos no estan depilados, no son completamente homosex.... guerreros.

    ResponderEliminar
  3. "La próxima vez que venga con esas pintas, me avisas que pongo una trampa para orcos en la entrada"
    Aragonés con prejuicios y una hija con Escalier por "amigo"

    Si, creo que se a lo que te refieres.

    ResponderEliminar

"La sorpresa es un factor importante en los regalos."